Antes y después del Imperio del Sol Naciente.

viernes, 9 de noviembre de 2012

El mejor antidoto contra la soledad

Y Dios dijo “No es bueno que el hombre (o la mujer, para su aplicabilidad a mi caso) este solo”. Y tal vez sea por eso que millones y millones de personas en el mundo (me incluyo) le dan pelea y no quieren rendirse frente a la soledad. No me refiero a la soledad de familia o amigos sino a la soledad de pareja. Uno puede ser muy fuerte, independiente y haber cultivado una envidiable relación con uno mismo, pero todos, absolutamente todos, necesitamos de ese alguien especial con quien compartir aquellas cosas que no se pueden compartir con nadie mas y cuyo solo recuerdo nos robe una sonrisa cómplice mientras caminamos por la calle.

Cuando se rompe con una relación a distancia, como en mi caso, obviamente no es la ausencia física del otro lo que perturba sino mas bien la idea de encontrarse, de repente, conceptualmente solo en el mundo. Conceptualmente digo porque en la practica del diario vivir tu vida no se modifica en lo mas mínimo ya sea que te encuentres o no “de novio”. Como mucho estarás menos pendiente de los mails y los contactos por Skype pero mas allá de eso no pasa. Es mas que nada el rotulo lo que pesa. Y si a esto le sumamos la cantidad de velitas que tuvimos que apagar en el ultimo cumpleaños (37 para mi), bueno, el combo puede llegar a ser muy poco feliz.

El fantasma de la soledad solía presentarseme por la noche, justo antes de dormir y, como el Rexona, tenia la maldita costumbre de no abandonarme por varias horas. En esos momentos de oscuridad trataba de recordar el esperanzador refrán de mi abuela que “siempre hay un roto para un descocido”. Pero por mas que lo repitiera tipo mantra aunque mas no sea para conciliar el sueño, ni lograba quedarme dormida ni me hacia sentir mas esperanzada.

Y fue así hasta no hace mucho, cuando en una conversación en una de mis tantas noches de insomnio, alguien muy especial para mi me dijo “Pau, vas a ver que una vez que tomas la determinación de darle un corte a tu relación se te va a abrir la mente y el corazón e inmediatamente vas a empezar a pensar en alguien mas”. No me atreví a confesarlo en ese momento porque me dio mucha vergüenza pero algo así ya me estaba empezado a suceder.

Y así es que los días están pasando, el recuerdo de Joon se hace cada vez mas etéreo y la angustiante sensación de soledad que hacia que mis noches fueran interminables fue reemplazada por un cálido cosquilleo en el estomago que, como dijo mi psiquiatra (al que no le falten un par de jugadores que de un paso al frente), me recuerda que estoy viva.

No hay mejor antídoto contra la soledad que la ilusión de una nueva relación que nos haga sentir que no estamos destinados al exilio amoroso sino que el amor aun puede tocarnos a la puerta. Obviamente que es mucho mejor si se da (uno siempre quiere que se de) pero en realidad poco importa si lo que hoy es solo un cosquilleo llega algún día a materializarse en algo mas. Al menos para mi en este momento cumple su objetivo de bálsamo que me rescata de mi isla solitaria, renueva mis esperanzas, me mantiene la mente ocupada y el corazón contento.

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