Antes y después del Imperio del Sol Naciente.

lunes, 19 de noviembre de 2012

"El" mail a Joon

Todo llega. El bondi que parece no venir nunca, el comienzo del fin de semana, las vacaciones que prepagaste hace meses, y también, la inspiración. Aunque ahora que lo pienso no se si fue un soplo de inspiración el que sentí o la ultima exhalación de una historia consumada.

Como sea, me encontré el viernes pasado a las 7 am sentada en el subte esbozando las primeras líneas de lo que fue "el" mail a Joon. Hasta entonces no me habían dado ganas de sentarme a escribir. Sentía bronca y despecho por sus recientes acciones, sensaciones que se intensificaban al recordar y darme cuenta que estas eran tan solo manifestaciones de un comportamiento típico en el.

Con el correr de los días la rabia y el hartazgo fueron reemplazados por una honda decepción que hizo que tocara fondo a mitad de semana. Me sentí desolada como en mis peores épocas en Japón. Y en este estado logre arrastrarme hasta el subte el viernes a la mañana.

El mail lo empiezo diciéndole que estoy lastimada, o mejor dicho, desilusionada. Que yo esperaba que luego de haber estado 2 años separados algunas cosas fueran diferentes pero que tristemente me daba cuenta que no lo son. Específicamente me referí a sus silencios, sus espacios impenetrables, su total falta de conexión conmigo, la distancia que pone entre los dos. Le digo que nada de esto es nuevo para mi, que fueron cosas que también existían en Japón pero que estando allá no las combatí demasiado por respeto a el, tratando de comprenderlo, tratando de entender la diferencia cultural, esperando que algún día fueran diferentes.

Le pregunto que por que cree que le hice prometer en Ezeiza que se mantendría en contacto conmigo mas seguido. Porque a pesar de la distancia necesitaba sentir que estábamos ahí el uno para el otro, que compartíamos nuestras vidas, que éramos uno. Le digo que estas cosas hay que demostrarlas ya que, al menos para mi, no todo esta implícito. Pero creo que nunca tuvimos las mismas necesidades.

Le escribo de el dolor que me causo que su primer mail haya sido una semana luego de haber dejado Argentina. Que fue horrible tener que esperar un mes a que el pudiera encontrar un momento para concretar nuestra primera comunicación por Skype. Que me sentí devastada cuando se quedo dormido el día que habíamos quedamos en hablar. Y que me destroza el corazón que no reaccione cuando ve que deje de contestar sus mails. Le digo que yo se que me aprecia pero estos comportamientos me confunden y me hacen dudar seriamente que siquiera sepa quien soy. Lo único que puedo pensar es que ambos teníamos concepciones muy distintas sobre lo que era nuestra relación.

Yo sinceramente quería construir algo con el. Deseaba que algún día el proyecto de armar algo juntos fuera mas importante que cualquier otro proyecto. Pero dudo que alguna vez el haya sentido igual.

Le digo que puedo entender que en este momento de su vida su prioridad sea realizarse profesionalmente y que esto sea algo que le debe a su familia y se debe a el mismo. Y esta perfecto que así sea. Ocurre que en este momento de mi vida yo necesito que para la persona que este al lado mío el proyecto en común sea mas grande que el proyecto individual. No me refiero a dejar de ser quien uno es o a renunciar a los propios sueños porque se esta en pareja. Me refiero a compartir sueños, a sortear obstáculos juntos, a apoyarse mutuamente y a sentir que todo es posible porque se lucha de a dos. De esta manera ya no importa cual sea tu situación laboral, las cosas que puedas o no comprar o que uno venga del oriente y el otro de occidente.

Pero jamás pudimos hablar abiertamente de estos temas, entre mucho otros, porque a el le hacían sentir incomodo y ahí se cortaba la comunicación.

Termino el mail diciéndole que no se si sigue siendo un tema de diferencia cultural, si soy yo, si es el. Todo lo que se es que yo necesito mas y que es doloroso darme cuenta que no es el la persona que me lo puede dar.

El mail lo tuve listo esa misma tarde del viernes. Por suerte antes de regresar a casa tenia que ir a ver a Mario, mi psiquiatra. Cuando le conté que había escrito “el” mail para Joon Mario me dijo “Ojo Paula, preguntate muy bien por que vas a enviar el mail. Hay 3 posibilidades. Que lo vayas a hacer para descargarte. Que lo vayas a hacer tipo “ultimátum” (si no cambias, esto se termina). O que lo vayas a hacer esperando una respuesta, una reacción de su parte. Si es cualquiera de las 2 ultimas, 10 a 1 que te va a volver a desilusionar”.

Me lo pregunte muy seriamente y sin dudarlo concluí que lo que me movía a escribir no eran ninguna de las ultimas 2 alternativas. Lo hacia porque necesitaba descargarme, necesitaba sacar toda esa desilusión que sentía dentro y plasmarla en palabras. Es que una vez que pongo las cosas por escrito dejan de ser sensaciones indefinidas y confusas, se convierten en algo real y tangible y así las puedo ver con muchísima mas claridad.

Al llegar a casa lo plasme en la computadora y no fue sino hasta la 1:30am del sábado que con los ojos cerrados pude hacer “click” sobre el botón de “enviar”.

Esa noche dormí bien. Al día siguiente amanecí rara. Como con una sensación de alivio pero no del todo placentera. Mi mejor paralelismo es (perdón por la analogía) como después de haber vomitado. Vomitar es la reacción natural del cuerpo para expulsar sustancia nocivas. En este sentido se puede decir que vomitar es beneficioso para el organismo pero la realidad es que inmediatamente después de hacerlo no te sentís esplendido. Te sentís mas bien horrible. Bueno, así me sentí yo el día después.

Conforme van pasando los días el malestar post-vomito se esta llendo. La desilusión, estimo, va a tardar un poco mas en irse. Lo que ahora debo combatir es la sensación de haber perdido el tiempo. De haber invertido esfuerzo e ilusiones en algo que nunca tuvo futuro. Aunque tampoco puedo (debo) ser tan dura conmigo misma. Alguien alguna vez me dijo “uno hace lo que puede con las herramientas que tiene”. Y si me quede al lado de Joon todo este tiempo ha de ser porque otra alternativa no pude (o no quise) ver. Sea por la razón que sea fue lo mejor que me salió en ese momento.

Es momento ahora de recalcular y buscar un nuevo rumbo. No se cuanto tiempo me tome ni hacia donde me llevara el viento. Lo importante (creo) es no estancarse y, a mi ritmo, ponerme en movimiento. Y en eso estoy.

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